Saltó la noticia el domingo. Esas noticias que hielan el alma y paran el corazón. El mismo corazón que años atrás latía con fuerza debido a la voz e interpretación en el doblaje de este héroe de nuestra historia. Se fue Constantino Romero. El único que ha albergado tantas voces tan significativas. Clint Eastwood, Schwarzenegger, Roger Moore, James Earl Jones. Este último le granjeó la posibilidad de ser Darth Vader y Mufasa.
Fue el capitán Kirk en Star Trek, fue la voz de Donald Sutherland en la mítica M*A*S*H*. Fue tantos iconos de nuestra infancia que era inevitable sentirse huérfano hoy que no está. Sin lugar a dudas lo más recordado será Vader y Mufasa. Nunca hubiera sido fácil encontrar un buen doblaje para ellos, pero Romero si lo era. Porque tenía aquella voz capaz de emocionar a cualquiera, tenía esa forma de darles vida a los personajes.
Constantino Romero nos enseñó que el doblaje puede ser bueno, o mejor que bueno, magnífico. Aquella famosa frase de Star Wars: El imperio contraataca: “Yo soy tu padre”. A todos nos marcó y supo sacarle con su voz única, la intensidad necesaria para sacarnos nuestros sentimientos a flor de piel y darnos un empujón en la trama, un giro de 180º.
Como Mufasa en El rey león nos emocionó de principio a fin. Saco a fuera los sentimientos de muchos niños que en salas de cine iban a ver una película de dibujos que escondía tras de si un abanico inmenso de moralejas. Allí encajaba a la perfección Romero. Como Mufasa, el gran padre que moría y nos dejaba a todos planchados. La historia se ha repetido, pero esta vez no volveremos a verle.
Y Mufasa volvía en forma de nube y decía “Simba me has olvidado” y se nos encogía el alma. Se cortaba la respiración y con una sola frase y esa voz, solo esa voz, era suficiente para que con los ojos cerrados te emocionases tanto que acababas abriéndolos solo para dejar paso a las lágrimas y la emoción a flor de piel. Solo por esa voz.
Como Mufasa en El rey león nos emocionó de principio a fin. Saco a fuera los sentimientos de muchos niños que en salas de cine iban a ver una película de dibujos que escondía tras de si un abanico inmenso de moralejas. Allí encajaba a la perfección Romero. Como Mufasa, el gran padre que moría y nos dejaba a todos planchados. La historia se ha repetido, pero esta vez no volveremos a verle.
Y Mufasa volvía en forma de nube y decía “Simba me has olvidado” y se nos encogía el alma. Se cortaba la respiración y con una sola frase y esa voz, solo esa voz, era suficiente para que con los ojos cerrados te emocionases tanto que acababas abriéndolos solo para dejar paso a las lágrimas y la emoción a flor de piel. Solo por esa voz.
Durante años también presentó buenos programas de televisión como El tiempo es oro o Alta tensión. Este último programa es el que yo más recuerdo. Me gustaba sentarme a verlo y aprender. Sin embargo, lo que más gustaba era oír la vos de Romero, la voz de Mufasa y de Darth Vader. En ese programa recuerdo una de las anécdotas que mejor hablan de lo que era Romero para los españoles.
Un concursante estaba en la fase final, podía haberse plantado pero siguió jugando. Tras finalizar el panel de la fase final, descubrió que no lo había hecho bien y perdió el dinero, volviéndose a casa con las manos vacías. Romero lo despidió como a un concursante más con las palabras de rigor: “Gracias por haber concursado, fue un placer y una pena que no se haya llevado nada”. El concursante miró a Constantino y le dijo: “Me voy con las manos vacías, pero no hay mayor premio que el de haber oído tu voz”. Constantino lo abrazó y esa imagen se quedó para siempre en mi retina.
Se nos fue un padre cinematográfico. Se nos fue Constantino. A partir de hoy, debemos andarnos con cuidado y aprender de él en el mundo del doblaje y la televisión. Honrarlo siempre y dejarle claro a todo el mundo y a las nuevas generaciones que tuvimos a un genio del doblaje y que se llamaba Constantino Romero. Quizás así, si algún día vuelve en forma de nube, no nos diga que lo hemos olvidado.
Un concursante estaba en la fase final, podía haberse plantado pero siguió jugando. Tras finalizar el panel de la fase final, descubrió que no lo había hecho bien y perdió el dinero, volviéndose a casa con las manos vacías. Romero lo despidió como a un concursante más con las palabras de rigor: “Gracias por haber concursado, fue un placer y una pena que no se haya llevado nada”. El concursante miró a Constantino y le dijo: “Me voy con las manos vacías, pero no hay mayor premio que el de haber oído tu voz”. Constantino lo abrazó y esa imagen se quedó para siempre en mi retina.
Se nos fue un padre cinematográfico. Se nos fue Constantino. A partir de hoy, debemos andarnos con cuidado y aprender de él en el mundo del doblaje y la televisión. Honrarlo siempre y dejarle claro a todo el mundo y a las nuevas generaciones que tuvimos a un genio del doblaje y que se llamaba Constantino Romero. Quizás así, si algún día vuelve en forma de nube, no nos diga que lo hemos olvidado.
Serás eterno Constantino. Tu voz permanecerá en cada personaje que doblaste, en cada mente que perforaste con tu única y solemne voz. Hasta siempre.
Y esto ha sido todo por hoy. Debajo os dejo algunos momentos míticos de Constantino en el mundo del doblaje. Un saludo.
Y esto ha sido todo por hoy. Debajo os dejo algunos momentos míticos de Constantino en el mundo del doblaje. Un saludo.
Aarón Hernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.