lunes, 9 de diciembre de 2013

Tesis sobre la Felicidad.


Buenos días y bienvenidos un lunes más a 7Artes. Hoy tendremos el penúltimo artículo del año, ya que pronto nos marcharemos de vacaciones y solo nos queda este lunes y otro antes de despedir este año. Regresaremos el mismo día 1 de Enero, con nueva y renovada ilusión y con muchas ganas de analizar lo que ha sido el año 2013 en el terreno personal y profesional.

Hoy quiero utilizar el penúltimo 7Artes del año para hacer una reflexión. Una reflexión que está muy presente día a día, cada lunes, en mis escritos y es la felicidad. El “Sean felices”. Creo que nunca he analizado la felicidad como puedo analizarla ahora o como se debería analizar.

La felicidad ni es una meta, ni es un estado de ánimo. La felicidad son momentos. Momentos en los que te invade, en los que te das cuenta de que la situación y el ambiente son propicios para que te sientas feliz. Para que sientas que realmente estás alcanzando la cumbre de la felicidad. No va a durar siempre, por supuesto que no, porque habrá días en los que las cosas estén peor. Días en los que tu forma de ver las cosas sea más negativa, pero en esos momentos es cuando tienes que recordar los momentos de felicidad, de verdadera felicidad. Y solo así volverás a alcanzar, no el mismo estado, pero si uno muy parecido.

Día tras día, semana tas semana, mes tras mes y año tras año, nos centramos en que queremos buscar la felicidad. Queremos realizarnos personalmente. Muchas veces basamos esa felicidad en cosas que realmente nunca nos la va a dar. Intentamos alcanzar la felicidad con si fuese una meta, buscando que nos puede llevar a conseguir nuestros sueños, nuestra aspiraciones. Si no lo conseguimos, nos sentimos frustrados, nos sentimos derrotados, sentimos que hemos perdido el tiempo y absolutamente toda la ilusión que teníamos. Hemos perdido las ganas.

Sin embargo, seguimos luchando. Atisbamos el mínimo brillo al final del túnel e intentamos convertirlo en una verdadera luz. Y volvemos a fracasar. Estamos hechos completamente para fracasar. Y eso es así. Sin embargo nuestra inteligencia emocional no está preparada para el fracaso. Entonces nada tiene sentido, todo es malo y solo podemos pensar en el fracaso. No estamos preparados para ello. Y un día más es un día menos. Todos los días parecen el mismo, el mismo día en el que vamos a fracasar sistemáticamente. El mismo en el que tu sueño no se cumplirá. El mismo en el que tu torcido concepto de felicidad no va a llegar.

Estamos equivocados. Estamos genéticamente diseñados para equivocarnos, para no saber interpretar los sentimientos que nacen dentro de nosotros mismos. Es horrible, pero al final alcanzamos un punto en el que tenemos que echar la vista atrás y pensar en que momentos hemos sido felices. Y a partir de ahí construir un nueva ilusión. Porque la felicidad existe. Y, como he dicho antes, no en forma de vida, no en ideal, no en meta, no en fin; si no en los momentos. Los momentos que pasamos con esa persona a la que queremos, con nuestros amigos, con nuestra familia. Cuando lo pasamos bien, cuando disfrutamos de las cosas. La llegada por primera vez de un cachorro al hogar, un nacimiento, el primer amor, el primer beso.

Sensaciones y emociones únicas nos traen la felicidad. Nos la traen ahora y nos la traerán cuando todo esté nublado. Porque el ser humano solo necesita recordar destellos. Destellos de una sonrisa, unos ojos maravillosamente azules o el abrazo de un amigo.

Eso muchachos, es la felicidad. No hay más, ni menos. Hay que aceptarlo y luchar porque esos pequeños momentos serán más amplios y más intensos y dejarse ir y vivirlos como si no fuesen a repetirse. Así el recuerdo será mejor y nos ayudará cuando parezca que no hay nada que pueda hacerlo.

Un saludo. Sean felices, como yo.

Aarón Hernández.  

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