Bienvenidos un lunes más a 7Artes. Hace ya mucho tiempo que
no me ponía en la senda de la reflexión en este mi humilde blog. Hacía tiempo
que el público reclamaba algo más consistente. Si bien es cierto que el resto
de artículos han tenido buena acogida, he de ser sincero cuando os digo que
esos artículos me son sencillos de escribir y no requieren una mayor
dedicación. Excluyendo, claro está, a otros artículos recientes que me llevaron
su tiempo como el de James Bond y Richard Harrow.
Lo que vengo a decir es que hoy vamos a retomar las
reflexiones. Hoy quiero hablar sobre algo que siempre digo. Los que me conocen
o saben de mi existencia saben que baso mi modus operandi en una máxima: “El secreto del éxito es el ritmo”.
El ritmo es una de las cosas más importantes inventadas por
el cerebro del ser humano. Un cerebro malicioso en muchas ocasiones y,
precisamente por eso, el ritmo es tan valioso. Lo oímos a diario en cada golpe
de batería, en cada línea de bajo, lo oímos en el sincopar de un cuarteto de
Jazz, lo oímos en cada base de Rap y lo oímos en cada palabra, o más bien, en
cada sucesión de frases.
El ritmo no solo es una cosa musical. Ya no me refiero al
ritmo que se le puede impregnar a un libro o a una película y que, al final,
resultará crucial para que la gente no se aburra. El ritmo es más que todo eso.
El ritmo es lo primero que debemos dominar a la hora de
actuar. En los negocios, en los objetivos que perseguimos o en un juego de
azar. Mi experiencia en los juegos de azar me ha enseñado mucho en este
sentido. ¿Cómo combatimos contra el impredecible azar? Usando el ritmo.
Manejando los tiempos de actuación y teniendo paciencia. Poniendo sobre nuestra
mesa mental un cronometrado plan de acción. Así, el ritmo hará el resto.
En cualquier objetivo que nos propongamos, el ritmo nos será
muy útil. Nos ayudará a saber cuando dar cada paso y como no precipitarnos. El
ritmo es usado muy frecuentemente por los brokers de bolsa para tener la
paciencia suficiente a la hora de comprar o vender bonos. El ritmo también es
fundamental en la comedia. Ninguna broma es mala si se sabe cuando es el
momento para hacerla. No hay que precipitarse y sobre todo, no hay que intentar
ser gracioso, pues ahí se pierde la gracia. Hay que ser espontáneo y saber manejar
la situación y el momento.
Si sabemos tener un buen control sobre esto, el éxito en lo
que nos propongamos está más que garantizado. Aunque, eso si, tenemos antes que
estar seguros de que vamos a hacer o como lo vamos a hacer y de en que
circunstancias nos encontramos. Pues hay otra máxima: “Debes estar seguro de estar en lo cierto y, entonces, tirar hacia
delante”.
La seguridad en lo que hacemos también es fundamental, para
jugar así con la ventaja de tenerlo todo controlado y, simplemente, dejarnos
llevar por el ritmo como si de las notas de un saxofón se tratasen.
Por último, es necesario que creas en lo que vas a hacer y
que te merezca la pena. Solo tú debes saber si es necesario verdaderamente o
no, dejarte la vida en busca de conseguir un tipo de éxito u otro. Tenemos
claro que el éxito nos gusta a todos, pero solo hay un tipo de éxito que merece
todos los esfuerzos y todo el desempeño del mundo. Ese tipo de éxito es el que
te hace feliz, porque al fin y al cabo, el mayor éxito no es el material o el
monetario. El más grande de los éxitos en sentirte realizado gracias a tu
trabajo y tu dedicación. Y gracias, también, al ritmo.
Esto ha sido todo por hoy. Espero que les guste y les ayude
mi opinión y mi teoría. Un saludo. Sean felices, como yo.
Aarón Hernández.
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