Bienvenidos por última vez este año a 7Artes. Nos vamos de
vacaciones y volveremos el lunes 6 de Enero de 2014 para analizar el ya extinto
2013. Volvemos el día de reyes como súper regalo.
Vamos a despedir el 2013 hablando de los sueños. El lunes pasado
hablamos de la felicidad y la palabra “sueño” se repitió en varias ocasiones.
Los sueños no son solo nuestras más ocultas pasiones, nuestras ilusiones y
nuestras debilidades. Los sueños son magia pura.
No hay en el mundo una sensación de victoria igual a la de
hacer nuestros sueños realidad. La posibilidad de vivir un sueño es peligrosa y
es lógico sentirse asustado cuando conseguimos aquello que llevábamos tanto
tiempo buscando en la claridad mental que ofrece la noche.
La soledad y el silencio nos envuelven y nos llevan al país
de los sueños en el que todo es posible. En el que alcanzamos hitos históricos
o estamos con la persona amada. Todos pasamos por eso. Sin embargo la gran
aspiración a nuestros sueños es peligrosa, como antes he dicho. Cuando
alcanzamos nuestros sueños hay dos vertientes que pueden sernos dificultosas.
En primer lugar tenemos la posibilidad de que nuestro sueño
nos decepcione, que no sea para tanto. Eso ha pasado y pasará siempre, ya que a
lo que más aspiramos es también lo que más idolatramos. Idealizamos un sueño,
un objetivo o una persona y le pedimos más de lo que nos puede dar cualquier
mortal. Queremos que nuestro mundo de fantasía se haga realidad y eso es muy
difícil. No imposible. Siempre habrá alguien lo suficientemente afortunado que
se encuentre con su sueño cumplido justo como quería cumplirlo. Alguno habrá.
Seguro que si.
La otra vertiente dificultosa es vivir con un sueño
cumplido. Llevamos tanto tiempo detrás de algo que cuando nos llega podemos
sentir el temor a perderlo. El miedo a no estar a la altura. Eso es lógico e
inherente a cada ser humano que de verdad ama algo, que de verdad quiere ver
sus sueños cumplidos con ansia. Llega el momento y la oscuridad nos envuelve,
el miedo se apodera de nosotros. Hay que estar concentrado y tranquilo para
coger el toro por los cuernos y no temer a nuestro sueño. Ya que un sueño
cumplido al que tememos puede convertirse en una pesadilla. Eso ya no nos
gusta.
El mundo de los sueños es mágico. “Los sueños, sueños son”
decía Calderón de la Barca, pero no por ello no pueden dejar de ser sueños y
convertirse en realidades. ¿Cuál es la fórmula para lograrlo? Nadie la tiene o,
mejor dicho, todos la tienen. La fórmula es moverse. La fórmula es seguir tu
camino creyendo en ti y en que estás destinado a cumplir aquellas ensoñaciones
que sentías mientras dormías o mientras mirabas al cielo desde tu balcón en una
tarde de principios de Agosto.
Solo nosotros podemos ponernos límites y limitar nuestros
sueños. La línea entre sueño y realidad depende de nosotros mismos y eso nos da
un poder único, un poder que todos tenemos y, aunque suene a motivación barata,
si algo sé es que nadie te puede decir que no puedes hacer algo. Nadie tiene
este derecho. Sólo tú.
Y esto ha sido todo por hoy. Todo por este mes y por este
año. Nos veremos dentro de poco y, por mi parte, les deseo una feliz Navidad y
un próspero año 2014. Gracias de corazón a todos los que han visitado el blog y
a todos los que han hecho posible que siga aquí lunes tras lunes. Todo el éxito
que aquí alcanzo también es vuestro y deseo teneros en 2014 con la misma
genialidad que os tuve en 2013. Un saludo. Sean muy felices, como yo.
Aarón Hernández.
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