Vamos a hacer, amigos y amigas, un ejercicio de optimismo.
Nótese la bruta ironía. Un imbécil y un mediocre siempre están repartidos de
forma uniforme para que te los encuentres. Y no cada año, cada mes o cada
semana. Te los encontrarás día tras día, sin parar.
Comienza la fiesta.
A lo largo de tu vida, como he dicho en la introducción, encontrarás
imbéciles, mediocres, payasos, por doquier. Encontrarás en tu camino gente que
asciende en su posición sin ninguna cualificación.
Encontrarás gente que nada te aportará y que pasará
desapercibida. Gente cuyas palabras, gestos y temas de conversación se perderán
en un limbo alejado de todo recuerdo.
Encontrarás humo y muerte flotando en el aire de una ciudad
o un pueblo. No por ser un pueblo, el aire no está contaminado. Todo aire se
llena de maldad, de malas intenciones, de gente que quiere herirte. Vayas a
donde vayas. No se puede escapar de la maldad de un animal despiadado que
quiere destrozarte las entrañas. Ese animal es el ser humano. Adulterado y sin
esperanza.
Encontrarás el dolor. Te tocará una y otra vez. Y cerrarás
las puertas y no querrás que nadie más entre. Pero volverán a entrar, porque
nadie puede estar solo. Y volverán a destrozar las cosas dentro de ti.
Encontrarás luces que se apagan y se vuelven a encender. Y la bombilla parece
que dirá basta y se fundirá. Sin embargo, nunca se fundirá.
Encontrarás el cansancio, la desolación, las ganas de tirar
la toalla. Encontrarás gente que te pisará la cabeza porque no alcances tus
metas. Encontrarás auténticos monstruos al final de un camino, que en realidad,
solo es el inicio de otro aún más complicado.
Encontrarás situaciones que te mostrarán que los tiempos
felices no existen y que las cosas están bien hasta que el destino impacta
contra ti y te deja fuera de combate como hacía Ali con sus contrincantes. No
lo verás venir, pero lo encontrarás en tu camino.
Encontrarás la horrible visión de que tu camino es solo una
falsa esperanza. Una razón que crea tu subconsciente para que puedas levantarte
cada día y no te pegues un jodido tiro. Un espejismo. Un túnel que da una luz
hacia la que corremos y no avanzamos, como en ese sueño recurrente que todos
hemos tenido.
Bueno no. Quizás no.
Quizás es más cómodo encontrar lo que queremos encontrar.
Quizás es más cómodo pensar que la gente es buena. Que la vida nos va a tratar
bien. Que nuestros sueños se cumplirán. Que saldremos de nuestras situaciones y
lograremos el éxito solo siendo buenas personas. Confiando en los demás
ganaremos posiciones en nuestra carrera para alcanzar la luz al final del
túnel.
Quizás.
No señores. La vida es dura. La pregunta es ¿Por qué seguir
adelante? Muy fácil. La clave es afrontarlo. Partir de una base. La base es que
el ser humano, por naturaleza, es un lobo. La vida es complicada. Es
devastadora.
Con esta lección aprendida, solo nos queda asimilar lo que
venga y no pararse. Luchar y luchar y cada vez con más fuerza. Creyendo en ti,
dudando del resto. Siempre así. “Lo que
no te mata te hace más fuerte” decía Nietzsche. Hacedle caso, maldita sea.
No seáis lloricas, no os hundáis. Luchad. Y cuando no podáis más, seguid
luchando. Siempre hay un verdadero rayo de luz y una verdadera razón para
seguir creyendo.
Merece la pena seguir adelante. Merece la pena luchar. Y
seguir luchando. Pero no penséis ni por un momento que va a ser fácil. No lo
será.
Sean felices en la medida de lo posible, o felices, como yo.
Aarón Hernández.
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