*Pura ficción
Ahora
que te veo llorar, veo quien eres, veo como me olvidé de lo que podías llegar a
sentir. Veo como te tratamos en muchas ocasiones como si fueras un autómata y
no una persona. Como si no sintieses.
Ahora
que oigo tu respiración acelerada por el llanto, oigo muchas cosas que sonaban
en mi cabeza y que yo ignoraba una y otra vez. Tantas indicaciones sobre ti.
Tantos manuales de instrucciones para comprender a un ser complejo.
Ahora
que siento tu corazón encogido por la pena, siento la impotencia del que
comprende lo que está pasando, pero no puede ponerse del todo en el lugar del
otro. Ese otro, eres tú. Y por más que pienso en lo que estás pasando y por más
que intento ponerme en tu lugar, no puedo. Me siento impotente.
Solo
el que ha enterrado una parte tan importante de si mismo en un nicho sabe lo
que está pasando. Vuelves a tu casa, te sientas en tu sillón y miras a tu
alrededor y ya no está ella. La mujer con la que compartiste tus días, tus
mejores momentos, tus recuerdos más preciados.
Y
comprendo tu sentimiento de pesimista de por vida. Ella ya no está,
materialmente. No es una ruptura, no es una pequeña pelea, no es un cese
temporal de la convivencia. No está, ha dejado de existir, ya no es. Murió.
Escribo
estás líneas a mi amigo, porque lo pasa mal. Porque perdió a su mujer de una
forma muy injusta. Y a cada lágrima que resbala por su rostro, más lo aprecio.
Más cuenta me doy de que yo también sufro y eso que aquí eso está pasado de
moda.
Soy
la impotencia, la pena, el asco. El hastío, la incredulidad. Soy el hombre que
más te aprecia amigo. Y sé que creerás que te guardo rencor. No. No hay rencor
y menos en estos momentos. Tú eres mi amigo y ella era tu mujer. Si hoy lloras,
es lógico. Que no lo hicieses en otro momento, también lo es.
Ella
lo era todo para ti. Cuando llego mi momento estelar, ella era lo más
importante y sus pequeñas minucias eran tus prioridades. No te guardo rencor
amigo. No estuviste allí. No te acercaste. Solo por estar con ella. Y hoy todo
toma lógica, a través de tus lágrimas. Hoy me di cuenta de que ese tiempo que
no perdiste conmigo, lo ganaste con ella. Y así hay más recuerdos ahora que no
está.
Amigo
mío, yo me fui antes. Y ya conozco esto muy bien. Cuidaré de ella por ti, la
defenderé de los galanes como Marlon Brando, Dean Martin, Sinatra. Esperaremos
a que te unas a nosotros, esperemos que cuanto más tarde, mejor.
Me
despido desde el paraíso, con todo mi aprecio.
Sean felices, como yo.
Aarón Hernández.
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