miércoles, 7 de noviembre de 2012

Mi percepción sobre el cine.


Hoy volvemos a hablar de cine, pero no habrá crítica. Hoy quiero hablar de mi percepción personal del cine. Quiero abrir ante ustedes mis gustos y disgustos sobre el séptimo arte.

Vamos a desgranar como, a mi parecer, una película puede funcionar y gustar al gran público.

En primer lugar un director debe saber que el público no es un ser inferior. Al público no le estás haciendo un favor dándole una película. El espectador es tu jefe y es el que te da de comer. Es el más feroz de los críticos y el que en muchas ocasiones pone los patrones de el "me gusta" o "no me gusta" sobre la mesa.

Por ello y partiendo de ésta base hay que tener en cuenta al espectador. No hay que venderse, ni mucho menos. Se puede ser un director de cine independiente pero siempre tener en cuenta la opinión de los amos y señores de la taquilla.

El aspecto estético de la película es otro de los puntos fuertes. Si tienes en cuenta las posibilidades de narrar una historia por medio de las imágenes, tendrás mucho de ganado. Las imágenes son importantísimas y una buena fotografía y la dirección de cámara es fundamental en la labor cinematográfica.

Si la calidad de las imágenes es buena y el manejo de la cámara es virtuoso y sabe transmitir la historia, la película ganará en carga sentimental y expresará a la perfección todas las facetas y matices de la acción.

La dirección es el pilar de una película. En ella recae la dirección de actores y la medición de los tiempos narrativos. En un film, el ritmo es fundamental para llegar al espectador. El director mediante el ritmo y la dirección de las actuaciones debe entretener al espectador y hacerlo formar parte de la película. Debe saber manejar las secuencias con maestría para evitar que la acción se ralentice y el espectador caiga en el letargo.

No hay que confundir el ritmo con la velocidad. Una escena puede tomarse su tiempo, su intensidad. Pero hay que saber como y transmitir al 100% la carga dramática o humorística sin ser pesados. Sergio Leone siempre se tomó su tiempo con las escenas y no por ello ralentiza el film, si no que lo hace intenso.

Un director que tenga más de una función en la película, por ejemplo actuando también, siempre tendrá a su lado a una pieza importantísima e inestimable, el ayudante de dirección. El ayudante es el encargado de estar detrás de la cámara cuando el director está delante y aporta su visión y ayuda a mejorar las posibilidades estéticas.

Los actores son los protagonistas. Sin ellos no hay película. Un director debe saber tratar con maestría a los actores. En ellos recae el peso de la historia. Ni que decir tiene que deben ser buenos. No a la sobreactuación. La naturalidad es un pilar en la actuación y, sobre todo, el sentir al personaje. Hay que tomar al personaje y hacerlo tuyo. Entender sus motivaciones y darle tu toque personal. Actor y personaje haciéndose uno solo.

Para que todo funcione tiene que haber un guión. El guionista es otra de las piedras angulares de la producción. Si hablamos de películas de explosiones o de cine de artes marciales de Hong Kong, está claro que el guión va a dar igual, más bien haría falta un simple dialoguista.

Pero para que una película sea considerada buena, debe tener un buen guión. El guionista desarrolla la historia que el mismo crea. Moldea a los personajes y les da las motivaciones y las situaciones personales que los actores deben hacer suyas.

Desarrolla la historia e interviene en el ritmo narrativo con maestría. El guionista debe ser imaginativo pero a la vez vulgar. Tiene que bucear en el desarrollo de cada personaje. Crear un universo y tener en cuenta los matices de la trama. Debe saber, independientemente del género, combinar situaciones.

En un drama no todo debe ser drama, a no ser que se quiera realizar un drama angustioso y asfixiante. En comedia no todo debe ser comedia, a no ser que se quiera realizar una película insustancial, sin moraleja y americanada pura.

Los guionistas somos muy orgullosos y en muchas ocasiones no queremos variar nuestros guiones. El director y los actores deben enfrentarse a ese tipo de arranques de amor propio, muy comunes entre los genios de las letras.

Superadas éstas barreras y con la buena relación de trabajo entre director y guionista, la producción puede salir hacia delante con fuerza y confianza. La comprensión y la psicología también tienen cabida en el set de rodaje.

La música es la otra faceta de vital importancia. Mediante la música, al igual que con la imagen, transmitimos los sentimientos y dar carga dramática al film.

El director que es un virtuoso de la música y sabe escoger la banda sonora para su película, tiene mucho de ganado en este ámbito.

Por supuesto en el cine hace falta dinero, pero eso es más secundario. Si de verdad hay ganas y entusiasmo y algo de medios físicos de por medio, es más que suficiente.

Saber trabajar, tratar con cariño y paciencia la película. Lidiar bien con los actores y, sobre todo, ponerle mucho esfuerzo y sacrificio. Esos son los ingredientes para fabricar una película. Mejor o peor calidad es posible, pero con esfuerzo y dedicación el film será bueno a los ojos de quien sabe.

Y esto ha sido todo por hoy. Ésta es mi percepción sobre lo que el cine necesita para ser bueno. Espero poder poner en práctica mi visión del cine en alguna producción propia. Os iré informando. Un saludo. Quieranme.

Aarón Hernández.

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