Bienvenidos damas y caballeros al miércoles de cine en
7Artes. Hoy vamos a hablar de un cortometraje, no uno cualquiera. Hablaremos De
Curfew o traducido en España como Hora límite. Este es el cortometraje que
ganó el Oscar y que sin lugar a dudas me maravilló de principio a fin, a lo
largo de sus 20 minutos de duración.
Sin más dilación, comenzamos.
Curfew (2012)
Curfew narra la
historia de Richie (Shawn Christensen), un yonqui que ve muy cerca el momento
más trascendental de su vida, su suicidio. Cuando está en pleno corte de venas,
recibe la llamada de su olvidada hermana, Maggie (Kim Allen) que le pide que
cuide por una noche a su hija Sophia (Fatima Ptacek). Maggie deja claro que usa
a Richie como ultima opción y debido a su desesperación por no encontrar a
nadie que cuide de la niña mientras ella realiza ciertas gestiones.
Richie cancela sus planes de suicidio y acepta. Sophia
resulta ser una bonita y sarcástica niña que posee una lista de los sitios a
los que Richie tiene que llevarla. Entre esos sitios está la bolera donde
veremos una de las escenas más locas y a la vez intensas y mágicas.
Richie recordará que solía dibujar unas caricaturas de una
niña llamada Sophia y se pregunta si la niña se llama así por esas caricaturas
que tanto gustaban a su hermana Maggie. Tras meter a la pobre Sophia en un
suburbio, con tal de recuperar dichos dibujos, tío y sobrina empiezan a
congeniar y Richie acabará por revelarle a Sophia porque no la había visto
desde que era un bebé.
Al final también descubriremos que era aquello tan
importante que tenía que hacer Maggie y Richie pasará de nuevo por un momento
trascendental. ¿Conseguirá la compañía de Sophia salvarlo de su espiral
autodestructiva?
El cortometraje está escrito y dirigido por el propio
protagonista, Shawn Christensen. Christensen es un joven guionista y músico. En
su curriculum tiene la mancha de haber sido el escritor del guión de la
película Abduction. Sin embargo, este
corto se convierte en su mayor virtud y así lo reconoció la Academia
otorgándole el Oscar. Hasta ese momento, Christensen era más conocido por su
grupo de Indie Rock, Stellastarr.
Ahora, Shawn Christensen se muestra como un fantástico
director, que capta en todo momento la esencia de su historia. Muestra a todos
un único punto de vista y nos engancha y enamora de principio a fin. El ritmo
es tan bueno, que convierte 20 minutos en solo unos pocos, pero que te dejan
reflexionando por mucho tiempo después.
El guión, también de Christensen, es una historia con
trasfondo. Con moraleja, con calidad a la hora de reproducir las situaciones y
mostrando un implacable sentido del realismo. Realismo que logra contrastar con
un único momento de ensoñación (La escena da baile de la bolera), mostrándonos
así que hasta en el más profundo realismo descarnado, existen los sueños.
Christensen hace un gran papel como hombre al borde del
precipicio, acabado y sin nada que hacer en la vida. Kim Allen hace muy bien su
papel de hermana dolida. Se lleva la palma Fatima Ptacek. La niña que hasta el
momento había sido la voz en EEUU de Dora
la exploradora, aquí nos muestra sus dotes de actuación y su gran capacidad
para mostrar las caras de un personaje como el que Christensen le otorga.
Apunta maneras la joven Fatima.
La música es una selección de magníficos temas. Desde The flower duet hasta la fantástica Truth de Alexander. Pasando por Dry Bloods de Parallels. Pero si destaca
alguna canción en este corto es la canción que suena en la escena de la bolera.
Dicha canción era solo un pequeño corte de un minuto,
escrito y cantado por Shawn Christensen. La canción fue muy popular y recibió
el nombre de Sophia So Far. Christensen
se puso manos a la obra para convertirla en un track completo y así nació Goodnight Radio, que es como se renombró
la canción y la podéis encontrar en Itunes por solo 1 euro. Yo la compré.
En resumen, es uno de los mejores cortos que he visto y
tiene mi más sincera felicitación y mi más sonoro aplauso. Mi puntuación, como
cortometraje, es de 9’8.
Y esto ha sido todo por hoy. Yo me despido ya hasta la
semana que viene. Nos leemos el lunes. Un saludo.
Aarón Hernández.
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