*Pura ficción
¿Y si te digo la
verdad? ¿Y si dejamos las mentiras piadosas? ¿Las mentiras viles? ¿Es lo que
quieres?
Bien. Si te digo la
verdad, no te mentiría. No habría más palabras suaves, más eufemismos, más
silencios evitando herir. Si te digo la verdad, no te gustará. Sin embargo ha
llegado el momento ¿No? Digamos la verdad.
Si te digo la verdad,
has sido todo para mí. Si te sigo diciendo la verdad, me es muy difícil
desengancharme de tu persona. De ti, de tus ojos, tu pelo, tus labios que algún
día probé. Muy difícil. Si te digo la verdad, eres un embrujo. No me puedo, ni
quiero soltar de tu estela. O quizás simplemente no quiero soltarme y por eso
no puedo.
Si te digo la verdad,
no puedo evitar imaginarte junto a mí. Si no te miento, te diría que siempre me
queda una esperanza más. Me queda siempre la ilusión de estar algún día
contigo. La ilusión de ganar el único y maravilloso premio que es tu amor. Si
te digo la verdad…
Si te digo la verdad,
me has decepcionado. Una y otra vez. Me has sacado a rastras de mi sueño en
infinidad de ocasiones. Muchas veces me he sentido un despojo y un perro
faldero. Si te digo la verdad, has hecho mucho mal a mi vida. Me has
desconcentrado, me has traído lágrimas, noches en vela y falta de apetito.
Y si te digo la
verdad, no me arrepiento. Me gusta. Cada minuto de sufrimiento no ha sido un
minuto perdido, ha sido un minuto invertido en ti. Sin embargo, si te digo la
verdad, a veces tus comportamientos, tus actos, tus desaires, me hacen creer
que si han sido minutos perdidos. Es un lío. Si dejo de mentirte hoy, no se ni
que hacer. No se si olvidarme de ti, si esperar un poco más. No lo sé.
¿Dónde queda mi
dignidad si me arrastro hacia ti otra vez? ¿Cómo puedo olvidarte? Si te digo la
verdad, solo tú tienes la respuesta a estas preguntas y si no hay más mentiras,
ni eufemismos, yo mismo te diré que lo que me vas a contestar es falso.
Si te digo la verdad,
no quiero más mentiras de tus labios. No quiero más engaños, más caras de
desconcierto. No más apariencias de niña buena. No más idas y venidas. No más
juegos de patio de colegio.
Si te digo la verdad,
si no miento nunca más, estoy cansado. Y cuando uno se cansa de luchar, lo
deja. ¿Quiero dejarlo? En honor a la verdad, digo que no. ¿Debo dejarlo? En mi
honor y por mi bien, la respuesta es si.
Si te digo la verdad,
esto es un adiós. Un adiós definitivo, por mi bien. Un adiós definitivo, que
como decía Sabina, no maquilla un “hasta luego”. Si tú me dijeses la verdad,
probablemente me contarías que te da igual, pero solo tú sabes si es la verdad.
Y aún así, tú cargarás con ese pensamiento, la pelota está en tu tejado. En el
mío solo hay nueva luz y un comienzo más.
Pero todo esto, es
solo si te digo la verdad.
Y esto ha sido todo por hoy. Comenzamos la semana con este
pequeño relato ficticio. Más bien carta ficticia que escribí como parte del
boceto de una novela o un relato corto y que se quedó aparcado. Espero que les
gustase. Un saludo.
Aarón Hernández.
Magnifique!
ResponderEliminarGracias. Firmado, El Gato Sospechoso.
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