lunes, 22 de abril de 2013

Si te digo la verdad.


*Pura ficción

¿Y si te digo la verdad? ¿Y si dejamos las mentiras piadosas? ¿Las mentiras viles? ¿Es lo que quieres?

Bien. Si te digo la verdad, no te mentiría. No habría más palabras suaves, más eufemismos, más silencios evitando herir. Si te digo la verdad, no te gustará. Sin embargo ha llegado el momento ¿No? Digamos la verdad.

Si te digo la verdad, has sido todo para mí. Si te sigo diciendo la verdad, me es muy difícil desengancharme de tu persona. De ti, de tus ojos, tu pelo, tus labios que algún día probé. Muy difícil. Si te digo la verdad, eres un embrujo. No me puedo, ni quiero soltar de tu estela. O quizás simplemente no quiero soltarme y por eso no puedo.

Si te digo la verdad, no puedo evitar imaginarte junto a mí. Si no te miento, te diría que siempre me queda una esperanza más. Me queda siempre la ilusión de estar algún día contigo. La ilusión de ganar el único y maravilloso premio que es tu amor. Si te digo la verdad…

Si te digo la verdad, me has decepcionado. Una y otra vez. Me has sacado a rastras de mi sueño en infinidad de ocasiones. Muchas veces me he sentido un despojo y un perro faldero. Si te digo la verdad, has hecho mucho mal a mi vida. Me has desconcentrado, me has traído lágrimas, noches en vela y falta de apetito.

Y si te digo la verdad, no me arrepiento. Me gusta. Cada minuto de sufrimiento no ha sido un minuto perdido, ha sido un minuto invertido en ti. Sin embargo, si te digo la verdad, a veces tus comportamientos, tus actos, tus desaires, me hacen creer que si han sido minutos perdidos. Es un lío. Si dejo de mentirte hoy, no se ni que hacer. No se si olvidarme de ti, si esperar un poco más. No lo sé.

¿Dónde queda mi dignidad si me arrastro hacia ti otra vez? ¿Cómo puedo olvidarte? Si te digo la verdad, solo tú tienes la respuesta a estas preguntas y si no hay más mentiras, ni eufemismos, yo mismo te diré que lo que me vas a contestar es falso.

Si te digo la verdad, no quiero más mentiras de tus labios. No quiero más engaños, más caras de desconcierto. No más apariencias de niña buena. No más idas y venidas. No más juegos de patio de colegio.

Si te digo la verdad, si no miento nunca más, estoy cansado. Y cuando uno se cansa de luchar, lo deja. ¿Quiero dejarlo? En honor a la verdad, digo que no. ¿Debo dejarlo? En mi honor y por mi bien, la respuesta es si.

Si te digo la verdad, esto es un adiós. Un adiós definitivo, por mi bien. Un adiós definitivo, que como decía Sabina, no maquilla un “hasta luego”. Si tú me dijeses la verdad, probablemente me contarías que te da igual, pero solo tú sabes si es la verdad. Y aún así, tú cargarás con ese pensamiento, la pelota está en tu tejado. En el mío solo hay nueva luz y un comienzo más.

Pero todo esto, es solo si te digo la verdad.

Y esto ha sido todo por hoy. Comenzamos la semana con este pequeño relato ficticio. Más bien carta ficticia que escribí como parte del boceto de una novela o un relato corto y que se quedó aparcado. Espero que les gustase. Un saludo.

Aarón Hernández. 

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