martes, 16 de septiembre de 2014

El adiós eterno.


Bienvenidos, damas y caballeros, un día más a 7Artes. Hoy volveré a hablar de fútbol. No de puro fútbol. Más bien hablaré de la polémica que rodea al fútbol. De la eterna habladuría en la televisión. De los comentarios que se hacen en las mesas de los restaurantes más pomposos de Madrid. De las invitaciones a bodas. De los asados. De los apadrinamientos.

Hablaremos de Iker Casillas.

Aviso que escribo estas líneas a las 17:00 del martes. Aún no se ha jugado el partido frente al Basilea. Partido en el que con total probabilidad, Casillas vuelva a ser alineado titular tras una más que vergonzosa actuación ante el Atlético. No nos equivoquemos, prácticamente todos los jugadores del Real Madrid decepcionaron y la derrota fue culpa de todos. Pero claro, es imposible no perder contra un equipo que la clava a balón parado, teniendo bajo los palos a un portero que entra en pánico con cada balón aéreo.

Puede que al escribirlo ahora, esta noche, Casillas haga una gran actuación contra el Basilea. Puede que me tenga que tragar mis palabras frente a todos los que apoyan a Casillas con una locura exacerbada. Pero seamos claros. La actuación que haga esta noche, será un oasis en medio de un desierto de errores. Errores que han llegado a balón parado sobre todo.

Desde el gol de Bartra en la final de la Copa del Rey, Casillas ha ido mostrando más y más que no era merecedor de tener minutos en la portería del mejor equipo del mundo. El más importante de la historia. El más exigente. Los Casillistas se hacen llamar también Madridistas. Pero no amigos, un Madridista quiere lo mejor para el Real Madrid. No quiere lo mejor para un jugador que, desde hace mucho tiempo, ha demostrado que no tiene ningún amor propio.

La falta de amor propio de Iker Casillas es también la falta de justicia consecuente para con el Madrid. Su inmovilidad del club, que echó antes a Diego López, solo ha supuesto un acto más de falta de vergüenza. A Casillas le falta vergüenza. Es el capitán del Real Madrid y no sabe decir adiós. No quiere decir adiós. Durante muchos años ha sido el santo, el salvador del Madrid y de la selección española. Ha sido un grande bajo los palos. Pero todo termina. Ha terminado.

Parece ser que el señor Casillas no solo está ciego para los balones aéreos. También lo está para ver cuando su tiempo a terminado. Alarga, estira el adiós, hasta hacerlo eterno. Hasta hacer eterna su salida, tan eterna como se nos hace la vida a los aficionados cuando un balón vuela desde la esquina hasta el área que defiende nuestro capitán.

Un capitán también sabe cuando marcharse. No digo que Casillas esté para retirarse. Sin embargo, no está para jugar en el Real Madrid. La cantada de la final de Champions que casi nos condena a un ostracismo eterno también fue destacada. Con la selección en el mundial, más de lo mismo. En pretemporada contra el United, aún más.

No soy Mourinhista. Soy de Carlo desde que llegó. Confié en Ancelotti en los buenos momentos y en los malos. Creí en él. Sigo creyendo en él. Pero ni entendí, ni entiendo, la decisión de la portería. Más aún viendo las actuaciones del santo de Móstoles. Pero había que creer. Casillas era el elegido y había que apoyar al portero del Madrid.

Pero llegaron actuaciones malas. Así hasta el sábado. Allí, el adiós eterno de Casillas se hizo aún mayor. El Bernabéu pitó. Y en Italia, Diego López cantaba clamorosamente con el Milan. Los periodistas que tanto han recibido de Casillas “El que tanto nos ha dado”, afilaron sus colmillos y desviaron la atención con la misma maestría con la que Iker desvía balones con la mirada. Ridiculizar a Diego fue el deporte y los Casillistas se sumaron.

¿Es Diego López portero del Madrid? No. Pues me da igual. A mi me importa el tipo que hay bajo los palos del equipo de mi vida. El equipo por el que sufro y al que amo. Casillas es el capitán. Nos ha dado mucho. El santo. Dejemos los santos para los calendarios y para las iglesias. En el Madrid no quiero santos, quiero porteros en forma. Y mientras escribo estas líneas Keylor Navas sigue siendo suplente.

Esta noche jugará Iker. Sorpresa y aplauso sería que Keylor entrase en escena. Un beso en los labios merecería Ancelotti. Pero jugará Iker. Puede que me trague mis palabras esta noche, pero seguiremos a 6 puntos del Barça y mucho que ver tendrá el Santo.

No soy anti – Casillas. Voy en contra de cualquier agente nocivo en mi equipo. Quiero un portero. Quiero un capitán. Quiero seguridad bajo palos. Quiero a Keylor Navas. No quiero a Iker Casillas. No quiero a Xavi Hernández.

Aarón Hernández. 

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