domingo, 9 de octubre de 2016

Quiero ser.


*Pura ficción.

Quiero ser las palabras que mienten. 

Quiero ser la verdad absoluta.

Quiero ser el todo. 

Quiero ser Dios. 

Quiero ser un vagabundo. 

Quiero ser rico. 

Y quiero ser escoria. 

Quiero ser el infierno. 

Quiero ser el edén. 

Quiero ser las siete vírgenes. 

Quiero ser la oscuridad después de la muerte que atormenta al ateo. 

Quiero ser el alcohol que se precipita por tu garganta. 

Quiero ser niño marginado. 

Quiero ser tristeza. 

Quiero ser el dueño de tu ya muerto corazón. 

Quiero ser tú. 

Quiero ser él. 

Ella.

Ellos. 

Nosotros. 

Vosotros. 

Yo. 

Quiero ser yo. 

Y nada más que yo. 

O quizás no. 

Quiero ser otros. 

Personas. 

Lugares. 

Cosas. 

Quiero ser la resaca. 

Quiero ser la pena. 

Quiero ser la miseria. 

Quiero ser el acto de no salir por no tener dinero. 

Quiero ser el hambre. 

Quiero ser la vergüenza. 

Quiero ser humilde. 

Y quiero. 

Quiero ser el que derrocha. 

Quiero ser el que paga las copas. 

Quiero ser déspota. 

Quiero ser altanero. 

Quiero ser el servido que sirvió. 

Quiero ser el rey del mundo. 

Y quiero. 

Quiero ser uno más en este mundo. 

Quiero ser el mejor que se ve superado por alguien mejor. 

Quiero ser un recuerdo lejano. 

Quiero ser un don nadie. 

Quiero ser el famoso de turno. 

Quiero ser el talento. 

Quiero ser el arte. 

Quiero ser el amor platónico. 

Quiero ser el del corazón roto. 

Quiero ser el que ocupa tu corazón. 

Quiero ser el que cuelga el sombrero en cada dormitorio. 

Quiero ser Paul Desmond corriendo al encuentro frustrado de Audrey. 

Quiero ser el despojado de humanidad. 

Quiero ser todo. 

Quiero ser el de las muchas vidas. 

Quiero ser el nacimiento.

Y la infancia. 

Y el primer amor. 

Y la virginidad. 

Y la perdida de esta. 

Y el desengaño. 

Y el trabajo. 

Y la vida, en definitiva. 

Y la muerte. 

Y el funeral. 

Y el entierro. 

Quiero ser el dolor. 

Quiero ser la alegría. 

Quiero ser el especial. 

Y el mundano. 

Quiero ser el que escribe estas líneas. 

Corro tras él. Le grito que espere. Que me lleve con él al mundo en el que las letras fluyen. En el que todo es mágico a través de la unión de las letras. Pido, grito, lloro. Todo para que me muestre como lo hace. Como puedo ser un maestro como él. Como puedo convertirme en el rey de las letras. En uno tan bueno como él. Como puedo alcanzar su destreza y su virtud. 

Quiero ser como él. 

Quiero ser su perfección. 

Quiero ser el maestro. 

Quiero ser el que maneja las letras. 

Quiero ser ese genuino escritor desaprovechado. 

Y despierto. 

Y he sido muchas cosas. Pero respiro, aliviado, al ver que si. Que soy él. 

Aarón Hernández.

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