lunes, 10 de septiembre de 2012

Y la vida pasa.


Hoy es Lunes. Tengo el espesor propio del primer día de la semana y de un finde movidito. La realidad es que hoy puede que solo vaya a rellenar hueco, y que se considere que lo que a continuación escribo es mera palabrería y verborrea.

Muchas veces he dicho que soy escritor. Un relato corto y una novela corta me encumbran a tal nivel. En cuanto a lo guionista de mi persona, es un trabajo emergente, en colaboración con mis amigos. Ya he escrito varios guiones, pero estoy trabajando en un importante proyecto como guionista y director.

Más allá de contar mi vida. Hoy vengo a mostrar mis características como rey de las letras, amo de la prosa y dueño de mis pensamientos plasmados sobre papel.

Lo que a continuación se lee es eso, una improvisación, una reflexión escrita. El que tiene ganas de escribir, escribe y saca de la nada miles de ideas o simplemente reflexiones muy llenas, que luchan en superioridad con quien escribe cosas vacías.

Ahora os dejo con mi relato reflexivo y educativo:

Las horas de la noche con su zigzagueante paso, el mundo se detiene en un pensamiento, pero las horas pasan y pasan. Nada se puede hacer para evitar el paso de los días, meses, años. Una realidad cruda y visible como el agua cristalina.

Un hombre pensando y escribiendo en su habitación, solo, con la única protección posible para el hombre, la soledad. Los ruidos de la calle entran y salen de la habitacion como viajeros de paso.

La anciana abuela que vive enfrente riñe a su nieto por enésima vez en el día de hoy. Los coches pasan. Fiesteros suben las escaleras del edificio, tambaleándose cual bailarines ebrios.

Pero en ese instante, en cualquier lugar de este planeta, una persona esta muriendo, alguien esta naciendo y un amor esta surgiendo. Los minutos pasan. Minutos para expirar, minutos para asomar la cabeza, minutos para amar.

Para quien comparte los últimos minutos de vida de alguien el mundo se detiene. Solo existe la otra persona. Para la que da a luz y da vida a un ser que emerge de entre las sombras, el mundo se detiene y solo existe esa persona. Y para el que ama y ama de verdad, solo existe esa persona y el resto del mundo no importa.

Los problemas del hombre común no existen en el mundo de él que ha sufrido de verdad. Las idas y venidas de las gentes se pueden ver perturbadas por problemas banales, hasta que el destino apuñala con fiereza la vida de dicha persona y entonces, solo entonces, se demuestra que los problemas no lo son tanto en comparación con otras desventuras.

Y mientras tanto la vida se queda aquí recogida. En un diario, como un solitario en penitencia recoge el escritor lo que cree correcto. El resto no existe si no es parte de la escritura del noble artista.

Y la vida pasa. Pasan minutos, horas, días, meses, años y en redundante generalidad, la vida.

Esto es todo lo que ofrezco por hoy. Mañana más. Quieranme.

Aarón Hernández.

PD: El cuadro quiero agradecerlo a una mujer de las de verdad. De calidad humana desinteresada. De las que dan sin querer nada a cambio. Una mujer de las que no quedan. Y además, excelente pintora. Gracias Adora.

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