jueves, 8 de noviembre de 2012

Si el mundo se acabase.


Mucho se ha hablado de el fin del mundo. Que si el efecto 2000, que si los mayas. La verdad es que la población siempre se ha mostrado escéptica a ese tipo de profecías. Quizás por el miedo a morir, quizás porque no asimilan la posibilidad de que el mundo se acabe de una forma mortal y destructiva.

Todos somos escépticos y eso que hay muchos indicios que corroboran la profecía del fin del mundo en 2012. El 21 de Diciembre exactamente. ¿Que conclusiones podemos sacar? En primer lugar que comprar decimos de lotería para el sorteo de Navidad será inútil, ya que es el día 22.

Poniéndonos semi-serios, ¿Y si se acarara el mundo de verdad? ¿Que haríamos?

Yo quiero centrar este artículo en un mundo imaginario. Imaginemos que nos dicen con total seguridad que el mundo se acaba el 21 de Diciembre. ¿Como nos lo tomaríamos?

El caos se apoderaría de el mundo. Los presos huirían de sus cárceles. Habría saqueos, asesinatos, robos. Y en medio de todo eso, habría filosofía. Al menos alguien que viera el fin del mundo como una oportunidad de resolver las cuentas pendientes.

Alguien entre el caos sabría que el tiempo que le queda lo debe aprovechar. Viajaría, comería lo que quisiese y viviría con más paz. Tomándose las cosas con calma.

Sería la oportunidad de declarar su amor a quien nunca fue capaz. O de intentarlo otra vez con quien en su día no funciono. Sería el momento de ser valiente. No habría miedo a perder porque el mundo se acaba y es la oportunidad de hacer un "ahora o nunca".

Daría la oportunidad de relativizar las cosas. Arreglar amistades rotas por banalidades. Reunir familias con rencillas que parecían irreconciliables. Hermanos, padres e hijos, juntos de nuevo para vivir lo que les queda.

Confesaríamos nuestros sentimientos, nos abriríamos y dejaríamos de tener miedo hasta el mismo momento en el que seríamos llamados a las filas celestiales en el fin del mundo.

Una oportunidad para empezar de 0 hasta que el mundo acabase. Lamentablemente lo que aquí tratamos como una hipótesis, hay gente que lo esta viviendo. Los enfermos terminales a los que les dan cierta esperanza de vida, meses, años, saben que van a morir. Saben que su mundo se acaba y por supuesto tienen miedo. Pero más allá del miedo está la posibilidad de aprovechar hasta el último minuto.

Cuando nos encontramos ante algo que da miedo y que puede suponer el fin, es lógico venirse abajo. Es lógico no querer seguir luchando. Pero si de verdad lo pensamos en frío podremos ver que quizás esa situación es un regalo. Un presente que te otorga el destino para que vivas los últimos días atreviendote a lo que nadie se atrevió. Viviendo al fin y al cabo.

Si supiésemos que el fin del mundo es una amenaza real podríamos vivir así. Pero no lo sabemos. Y la gente sigue desaprovechando sus vidas. Sin ánimo para luchar. Lamentandose por cosas banales y peleando con la gente a la que quiere.

Por un instante el fin del mundo debería ser una amenaza real, que nos generara la posibilidad de vivir con otro enfoque. Yo no quiero que se acabe el mundo, eso está claro. Pero a veces necesitamos enfrentarnos a algo duro para poder ver la vida de una forma diferente y volorarla más.

Por último el fin del mundo supondría el minimizar gastos. Ahorraríamos en regalos de reyes y en cenas familiares. Disfrutaríamos de días de sol (si es verdad eso de que el fin se producirá por una intensa actividad solar) y podríamos ir al paraíso bien bronceados.

Veríamos un fantástico espectáculo ecuestre, con los jinetes del apocalipsis y resolveríamos algunas dudas divinas al charlar con Dios, Ala, Buda o el monstruo de spaghetti.

Esto ha sido todo por hoy. Espero que les guste mi reflexión y tomadla con ojo crítico y humor. Quieranme.

Aarón Hernández.

2 comentarios:

  1. El otro dia hicimos una dinamica en clase en la debiamos escribir que hariamos si nos quedase un mes de vida. Realmente te paras a pensar en muchas cosas y te das cuenta que no disfrutas al maximo, no valoras ni le das la importancia que verdaderamente tienen cosas tan sencillas como cuando sales con tus amigos a tomar algo, los abrazos, la familia que siempre esta ahi, y otras muchas otras cosas que las vemos habituales y no las valoramos.
    Muchas veces nos enfadamos por tonterias que si se acabara el mundo no le dariamos ninguna importancia.
    Tambien hay otras cosas o personas a las que damos de lado y sino hubiera mañana nos arrepentiriamos de no haber hecho y disfrutado con las personas que nos quieren.
    Por eso hay que vivir cada dia como si fuera el ultimo y realizar todas esas cosas que hariamos si fuera nuestro ultimo dia en la Tierra, disfrutando de cada.momento, de la compañia de nuestros seres queridos, expresando nuestros sentimientos porque alomejor el 21 de diciembre no se acaba el.mundo pero si puede (Dios no lo quiera) que salgas a la calle y te pille un coche o lo que es peor que le pase a un ser querido y ahi si que nos arrepentiremos de no haber compartido con esa persona mas tiempo y de no haberle dicho lo mucho que.lo queremos.

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