jueves, 3 de enero de 2013

2013.


Hoy traigo la primera reflexión del año. Cuando cambiamos de año nos da por reflexionar, por mirar al pasado y recapitular. También nos da por pensar en los proyectos y deseos que le pedimos al nuevo año.

Todos se proponen empezar una nueva vida, cambiar cosas, comportamientos, dar un giro a su existencia. A veces nos engañamos con ello. Cambiar está bien siempre que sea para mejor. Cambiar a mejor no es cambiar, es evolucionar. Lo que no podemos hacer es obsesionarnos por cambiar. Si no tienes nada que cambiar es porque estás bien contigo mismo y con los demás. La obsesión por cambiar algo que está bien puede repercutir en un cambio a peor, en desmejorar nuestra situación.

Es inevitable que los comienzos de año sean sinónimo de cambio. Los propósitos de año nuevo son, en muchas ocasiones, autoengaños. La gente promete cosas a si mismo que luego ni siquiera se plantea conseguir. Dejar de fumar, ser más sano, ir al gimnasio y un largo etcétera.

Para lograr los objetivos de un año nuevo hay que recurrir al esfuerzo y al trabajo. Actualmente todo ello está infravalorado y pensamos que con solo prometer cambiar las cosas podremos cambiarlas. Pero un plan no se desarrolla sin ponerlo en práctica y la forma de usar la práctica es trabajando, esforzándonos.

Si cambiar de año no significa nada para ti, no es algo malo, más bien es una buena señal. Quizás significa que estás satisfecho con tu vida, con las cosas que tienes. Sin embargo, siempre es bueno innovar, buscar un cambio de aires, refrescar la rutina.

Un año nuevo es idóneo para buscar nuevos retos que hagan de la vida algo más interesante. Cosas que devuelvan la ilusión al día a día, y no deben ser grandes cambios. Solo pequeñas acciones que te hagan feliz e iluminen tu existencia. El nuevo año es el empujón para querer vivir nuevas aventuras e imaginar que gente podemos conocer y a quien conocer mejor.



Otra clave es no hacerse demasiadas ilusiones, no planear el año al 100% porque, al final, las cosas pueden no salir bien y decepcionarte. El exceso de optimismo al comienzo de año puede ser malo. No podemos generarnos grandes expectativas del estilo "Este es mi año".

Paso a paso. Disfrutando cada momento del nuevo año y observando como avanzan las cosas. Viviendo un nuevo capítulo en tu historia. Todos juntos intentaremos hacer de nuestro año 2013 el mejor. No será fácil y sufriremos en ocasiones, pero un buen año tiene un precio por el que estamos dispuestos a pagar, sin lugar a dudas.

Termino hoy con un deseo. El deseo de un prospero 2013, el deseo de seguir con los míos, de seguir conociendo a quienes conocí recientemente en 2012 y con el deseo de hacer vuestro 2013 un buen año. Deseo un año de parabienes para este blog y que el trabajo y esfuerzo se vean premiados. Tanto el mío, como el vuestro.

Y esto ha sido todo por hoy. Ojalá el 2013 sea mejor que el 2012. Un saludo. Quieranme.

Aarón Hernández.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.