Basura de Cine.

Bienvenidos al Miércoles en 7 Artes. Día de cine. Pero hoy vamos a hacer un alto en el camino, vamos a dejar por un día de tratar películas que, en mayor o menor medida, son de calidad.

Hoy traigo lo bizarro, la serie Z, esas películas que deben dar miedo y dan risa. Películas de acción que son increiblemente malas y producen una sensación completamente diferente a la que quieren dar al espectador.

Pues sin más dilación, vamos a por la basura de cine. En ésta ocasión no seré tan meticuloso con los actores, director y guión. Más bien me dedicaré a narrar lo más ridículo del film.

El terror del más allá (1958)

Bien, ésta es quizás la más espectacular en cuanto a patetismo. Se trata de un film de ciencia ficción. Un astronauta se queda solo en Marte y un grupo de salvamento va a rescatarlo. Todos los miembros de la primera tripulación han muerto y el único superviviente es sospechoso, pese a que dice que los mató un monstruo de Marte.

En la nave de rescate, el capitán se mantiene atento a los pasos del superviviente. Pronto miembros de la tripulación empiezan a morir de una forma muy cutre y el capitán descubre que se trata de un alienigena asesino que se ha colado en la nave.

El alienigena es una especie de cerdo antropomorfo, con escamas y cremallera en la espalda. Sus movimientos son realistas y a penas se nota que se trata de un traje de corcho. Su forma de matar es llevándose a los tripulantes y devolviendolos intactos pero con unas ojeras pintadas de forma desproporcionada.

De vez en cuando y para que no olvidemos que están en una nave en el espacio, el director nos recompensa con un plano de la nave, de juguete, sobre un fondo de estrellas, que parece no avanzar de ese lugar.

El monstruo gorrino espacial tiene otros poderes. Además de romper paredes de papel de aluminio para envolver los bocatas de los de producción, el monstruo contagia, ojo, la Leucemia. Un día, mientras la nave de juguete sigue atascada en la misma región de estrellas pintadas, el gorrino cósmico muerde al capitán. Éste enferma de Leucemia y es cuidado por una de las dos mujeres florero que aparecen en el film.

La Leucemia se controla con un tubo de suero enganchado a nada, osea, el aire controla la Leucemia. Mientras el capitán agoniza, su supuesta novia le tira la caña al valiente superviviente.

Una de las escenas míticas y con la que casi muero de risa, es cuando intentan abordar al monstruo saliendo por fuera de la nave. Los dos hombres que salen, van caminando por la pared de la nave de forma sandunguera y con una banda sonora espacial compuesta por sonidos inconexos de un melotrón.

Entre ligoteos y naves de juguete, el superviviente opina que el gorrino lagarto morirá si sacan todo el aire de la nave. Tras hacerlo, el gorrino muere y todos festejan. Y practicamente así acaba la película.

La dirección de ésta orgía de ridiculez corrió a cargo de Edward L. Cahn, que se quedaría descansando tras rodar éste insulto al cine. Los constantes planos de la nave surcando el papel pintado con estrellas, son míticos.

El guión, el sublime (sarcasmo) guión es obra de Jerome Bixby. Que decir. Desde situaciones absurdas y científicamente imposibles a diálogos de películas de Fred Astaire.

Los actores parecen sacados de un geriátrico. El miembro del plantel que no hubiese cumplido los 40 años, al parecer, no podía actuar. Marshall Thompson es el protagonista. Shirley Patterson, Kim Spalding, Ann Doran, Dabbs Greer, entre otros, son los miembros del reparto que profanan nuestro intelecto.

No se le pueden pedir efectos especiales a una producción de 1958, aunque en el cartel rezén cosas como "Efectos especiales nunca vistos". Exacto, el cartel tiene razón, nunca vistos, porque nunca los ví. Y también son efectos especiales increíbles, porque no hay quien se los crea.

En resumen, si queréis reíros, pillaros una cogorza y echadle un ojo a éste film. Mi puntuación es de 1.

Aquí os dejo el trailer, imperdible.

El Luchador Manco (1971)

Otra obra maestra. Clásica película de la Golden Harvest, protagonizada por su nueva estrella, Jimmy Wang Yu, que decían, incluso superaba a Bruce Lee. Ya, claro, lo superaba sin tener ni idea de artes marciales y con películas de calidad bastante inferior. Cosas de productoras.

Bien, la historia del film es la clásica en el cine chino. Una escuela de artes marciales rival a la de Wang Yu, contrata a una especie de banda de psicópatas muy siniestros y muy malos. El grupo está compuesto entre otros de un ninja, medio vampiro, medio perturbado. Éste es el jefe que arranca brazos y mata con golpes y tiene, porque si, unos colmillos afilados. El otro malo malísimo (porque el resto de sicarios no valen un duro) es un maestro hindú. Ojo cuidado, el maestro hindú es un chino pintado de morado y su especialidad es hacer círculos al rededor de su víctima mientras hace el pino.

En el enfrentamiento en la escuela, éstos sicarios se cargan a casi todos y el ninja colmillos le arranca un brazo a Wang Yu. Tras ello, nuestro amigo Jimmy se refugia en las montañas y entrena el único brazo que le queda de una forma bastante masoquista. Tras ello, vuelve al enfrentamiento. Acaba derrotando al hindú/chino pintado de morado y con turbante.

Su prueba de fuego es contra el ninja colmillos, que para atacar hace muchos gestos y pone cara de estar pariendo un elefante. La lucha es encarnizada y en a penas 298 ocasiones notamos que Wang Yu lleva el brazo "amputado" escondido en la espalda. El ninja colmillos muere y Wang Yu gana. Fin.

La película no da más de sí. Es entretenimiento puro y duro. De calidad dudosa. Lo más gracioso es que está escrita y dirigida por el propio Wang Yu. Que más decir. El papel del mítico ninja colmillos es interpretado por Sau Leung "Blacky" Ko. Y los demás por otros chinos pintados y maquillados.

Ésta película es divertida y pasable si vas bebido. Le doy un 3'5 porque considero que el ninja colmillos es legendario y uno de los mejores villanos del cine.

Aquí os dejo foto del Ninja Colmillos.

Y ésto ha sido todo por hoy. Espero que se hayan divertido y miren éstos films y echense unas risas. Un saludo. Quieranme.

Aarón Hernández.