lunes, 25 de febrero de 2013

La excelencia.


Bienvenidos una semana más a 7Artes. Con la resaca de los Oscars aún en el cuerpo nos disponemos a empezar un lunes más. Cabe destacar que el miércoles comentaremos en el día del cine como fueron los Oscars y los galardones más importantes.

Hoy tenemos que empezar la semana con una reflexión. Hoy toca hablar de la excelencia. La excelencia es alcanzar el máximo éxito en un ámbito al que estamos dedicados. Sin embargo, esto no solo se ajusta a un patrón empresarial o corporativo. La excelencia se puede alcanzar en muchas direcciones. También, porque no decirlo en la vida en general.

Difícilmente encontraremos la excelencia absoluta en nuestra vida. Es muy difícil estar a gusto con todo lo que compone y rodea nuestra vida. Aun así siempre podemos encontrar la excelencia en algunos enfoques de nuestra vida.

Para alcanzar la excelencia, hay que fijar un objetivo. Alcanzar el objetivo y mejorarlo es, sin duda, sinónimo de excelencia. Convertirse en el mejor en un campo que se nos dé bien y que hayamos escogido con mimo y a sabiendas de que podemos aspirar a la perfección. Llegar a la perfección parece inalcanzable, pero es más sencillo de lo que aparenta en primer momento.

Más que la perfección, lo que podemos lograr es reducir el margen de error a la mínima. Solo así podremos estar seguros de que nuestro trabajo está bien hecho y que el logro al que aspiramos está algo más cerca. La constancia y el trabajo nos llevan a un día a día de lucha por conseguir nuestros objetivos.

Así es como se desarrolla una motivación esencial en los diversos ámbitos. Ya sean laborales o estudiantiles. Aspirar siempre a lograr lo que somos capaces. Explotar nuestro potencial. El mundo está lleno de genios derrumbados por la desidia. Dados a la vagancia y que no explotan el potencial de genio que tienen. Es el clásico hecho de que los genios son inconstantes. Lo vemos en el fútbol e incluso en la música y el cine.

Cuando tienes talento es fácil dormirse en los laureles. Es fácil no esforzarse. La táctica efectiva es la de trabajar los defectos. Hasta el más bueno es capaz de errar en algo. Ese es el punto que más hay que potenciar y mejorar. Si queremos alcanzar el puesto de mejor privilegio en nuestro trabajo. Solo así alcanzamos la excelencia.

Humildad con los defectos, prepotencia medida con las virtudes. Esfuerzo y sacrificio. Y en la vida es igual. Hemos hablado de la forma de alcanzar el éxito en el trabajo. En nuestra vida cotidiana y en nuestras relaciones personales, no es muy distinto. Estar al lado de los que te demuestran lealtad y dar lo mismo que quieres recibir.

Solo así podremos aspirar a sentirnos satisfechos y a algo que ya traspasa los límites de lo común. La excelencia como persona. La genialidad como ser humano. La mágica sensación de ser vital para los demás. La muestra más pura de que tu persona es totalmente necesaria en el mundo de tu gente y en el ecosistema que es tu entorno.

La excelencia como persona es difícil de alcanzar. Cuesta mucho tiempo y sacrificio. Por supuesto, también debes tener un toque de atractivo personal para los demás. Siempre original, auténtico y sin cambiar por nadie.

Esto ha sido todo por hoy. Piénsenlo bien y recuerden lo que decía Aristóteles: "Somos lo que hacemos cada día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito". Odiadme, que me sale más rentable.

Aarón Hernández.

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