España es un país caracterizado por sus fiestas, el sol, el
fútbol y por una especie dentro del ser humano que nunca se extinguirá: los
políticos sinvergüenzas.
Los hay en todos lados, esperando que agaches la cabeza para
cometer actos delictivos. Sinvergüenzas, que abusando de la “confianza”
que la gente puso en ellos, hacen lo que
les viene en gana. Trincan de donde no hay un día sí y otro también. Juegan al
gato y al ratón mientras el pueblo sufre la peste negra del siglo XXI.
Desahuciados, con hijos que no pueden alimentar, sin nada
que llevarse a la boca, los que de verdad levantan este país ven como sus
aspiraciones a conseguir algo mejor en la vida se desvanecen.
Estamos hasta los cojones de ver un día tras otro noticias
de políticos que hacen chanchullos, trincan, roban y vuelven a robar. Como si
no llegaran a fin de mes. Y nosotros, resignados a no poder hacer mucho ante la
clase política que desprestigia este país tan incrédulo por haberles votado.
No se merecen ni una
puta palabra de la que yo escribo aquí. Bueno sí, solo dos. DAIS ASCO. Da asco
vuestra incompetencia. Da asco vuestra falta de honradez. Da asco vuestra
insensatez.
Dimitir no es un nombre del este de Europa. No hagáis caso
omiso a la gente que pide vuestra dimisión e incluso vuestra cabeza. Si os pusísteis
al frente del control de nuestro país porque así lo quiso un puñado de millones
de españoles, ¿por qué no nos hacéis un favor y hacéis las maletas?
Habéis perdido todo el crédito que teníais (muy inferior al
que dan los bancos hoy día: 0) Estamos hasta los cojones de que os paséis la
mierda unos a otros. De izquierda a derecha. De derecha a izquierda haciendo
transbordo en el centro. Os echáis la mierda como niños pequeños que jugaban a
la peste en sus ratos de recreo. Tragad un poco (por mí como si os ahogáis) de
orgullo y pedid perdón por todo. Pedid perdón por las comisiones. Pedid perdón
por los cargos. Pedid perdón por los sobresueldos. Pedid perdón por las dietas,
trajes, propiedades y demás mierdas. No es un derecho. Para vosotros es una
obligación. Pero no basta con pedir perdón. Iros bien lejos. Muy lejos. Tan
lejos como para que dejemos de oler el rastro de mierda que dejáis tras
vosotros. Y devolvedlo todo. Todo lo que habéis robado. Y no devolváis vuestra
dignidad porque la perdísteis antes de nacer.
Estamos hasta los cojones de que les deis a los bancos lo
que le quitáis al pueblo. Hasta los cojones de que mucha gente se tenga que
quitar la vida para que alguien se dé cuenta de que algo está pasando. Y aún
así, no he visto a nadie dimitir por eso.
Todo es culpa del resto. De nosotros. De los que trabajan y
de los que no. De los que estudiamos o son jubilados. Los únicos culpables sois
vosotros, lo sabéis y no lo queréis admitir mientras vivís en vuestro mundo de
Disney y fantasía.
Porque no es sólo el hecho de robar, sino de predicar a la
gente que se ajuste el cinturón cuando vosotros habéis tenido que hacerle dos
agujeros más al vuestro. Mientras nosotros sufrimos, a vosotros os la suda
todo. Vuestra única meta en la vida es enriquecerse a costa de todos.
Iros y dejad paso a los que de verdad quieren involucrarse
en el sentir de la ciudadanía. Aquellos que de verdad están con el pueblo y no
contra el pueblo. No hablo de vuestros primos de Cuenca. Los primos a los que
señaláis con vuestro dedo sagrado para que os calienten la silla mientras
vosotros estáis de vacaciones huyendo de la realidad.
En definitiva, sois la peor lacra que ha podido existir. Ah,
¿he mencionado que estamos HASTA LOS COJONES?
No tengo más que añadir, Señoría.
Carlos Sánchez
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