jueves, 14 de marzo de 2013

Hasta los cojones



España es un país caracterizado por sus fiestas, el sol, el fútbol y por una especie dentro del ser humano que nunca se extinguirá: los políticos sinvergüenzas.

Los hay en todos lados, esperando que agaches la cabeza para cometer actos delictivos. Sinvergüenzas, que abusando de la “confianza” que  la gente puso en ellos, hacen lo que les viene en gana. Trincan de donde no hay un día sí y otro también. Juegan al gato y al ratón mientras el pueblo sufre la peste negra del siglo XXI.

Desahuciados, con hijos que no pueden alimentar, sin nada que llevarse a la boca, los que de verdad levantan este país ven como sus aspiraciones a conseguir algo mejor en la vida se desvanecen.

Estamos hasta los cojones de ver un día tras otro noticias de políticos que hacen chanchullos, trincan, roban y vuelven a robar. Como si no llegaran a fin de mes. Y nosotros, resignados a no poder hacer mucho ante la clase política que desprestigia este país tan incrédulo por haberles votado.

 No se merecen ni una puta palabra de la que yo escribo aquí. Bueno sí, solo dos. DAIS ASCO. Da asco vuestra incompetencia. Da asco vuestra falta de honradez. Da asco vuestra insensatez.

Dimitir no es un nombre del este de Europa. No hagáis caso omiso a la gente que pide vuestra dimisión e incluso vuestra cabeza. Si os pusísteis al frente del control de nuestro país porque así lo quiso un puñado de millones de españoles, ¿por qué no nos hacéis un favor y hacéis las maletas?

Habéis perdido todo el crédito que teníais (muy inferior al que dan los bancos hoy día: 0) Estamos hasta los cojones de que os paséis la mierda unos a otros. De izquierda a derecha. De derecha a izquierda haciendo transbordo en el centro. Os echáis la mierda como niños pequeños que jugaban a la peste en sus ratos de recreo. Tragad un poco (por mí como si os ahogáis) de orgullo y pedid perdón por todo. Pedid perdón por las comisiones. Pedid perdón por los cargos. Pedid perdón por los sobresueldos. Pedid perdón por las dietas, trajes, propiedades y demás mierdas. No es un derecho. Para vosotros es una obligación. Pero no basta con pedir perdón. Iros bien lejos. Muy lejos. Tan lejos como para que dejemos de oler el rastro de mierda que dejáis tras vosotros. Y devolvedlo todo. Todo lo que habéis robado. Y no devolváis vuestra dignidad porque la perdísteis antes de nacer.

Estamos hasta los cojones de que les deis a los bancos lo que le quitáis al pueblo. Hasta los cojones de que mucha gente se tenga que quitar la vida para que alguien se dé cuenta de que algo está pasando. Y aún así, no he visto a nadie dimitir por eso.

Todo es culpa del resto. De nosotros. De los que trabajan y de los que no. De los que estudiamos o son jubilados. Los únicos culpables sois vosotros, lo sabéis y no lo queréis admitir mientras vivís en vuestro mundo de Disney y fantasía.

Porque no es sólo el hecho de robar, sino de predicar a la gente que se ajuste el cinturón cuando vosotros habéis tenido que hacerle dos agujeros más al vuestro. Mientras nosotros sufrimos, a vosotros os la suda todo. Vuestra única meta en la vida es enriquecerse a costa de todos.

Iros y dejad paso a los que de verdad quieren involucrarse en el sentir de la ciudadanía. Aquellos que de verdad están con el pueblo y no contra el pueblo. No hablo de vuestros primos de Cuenca. Los primos a los que señaláis con vuestro dedo sagrado para que os calienten la silla mientras vosotros estáis de vacaciones huyendo de la realidad.

En definitiva, sois la peor lacra que ha podido existir. Ah, ¿he mencionado que estamos HASTA LOS COJONES?

No tengo más que añadir, Señoría.

Carlos Sánchez

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