lunes, 11 de marzo de 2013

Optimismo y pesimismo.


Bienvenidos una semana más a 7Artes. Mi blog y cada día el de más gente, como si de un hijo de mil padres o una hermana guarrilla se tratase. Como ya saben, mañana habrá otro debut, con Paco Titos al frente de los martes con su análisis de la Liga BBVA.

Sin embargo, hoy me toca mí. Y como cada lunes, traigo una reflexión. Hoy vamos a hablar sobre el optimismo. El optimismo es ese sentimiento positivo que puede ser bueno o resultar muy negativo.

Nos basamos en el hecho de que los extremos nunca han sido buenos. Si eres optimista en extremo, probablemente tu visión de la vida será maravillosa, pero también te expones a la posibilidad de llevarte una cuantas desilusiones. El optimismo genera grandes expectativas y eso a la larga es negativo.

Por muy optimista que seas, si en tu vida acabas llevándote chascos y desilusiones, es lógico que llegue un momento en el que no tengas ganas de seguir con el optimismo. Porque al fin y al cabo, te va a hacer daño esa situación y va a provocar más dolor del que podías imaginar, cuando decidiste mirar la vida con optimismo y grandes expectativas.

Tampoco podemos ser pesimistas en extremo. El pesimismo nos lleva a un estado de descontento, de apatía. Nos sume en una profunda semi depresión de cara a nuestras posibilidades o nuestras habilidades, que quedan ocultas bajo un manto negro que nos hace infravalorarnos y despreciarnos.

Quizás la parte buena del pesimismo es que a la larga, las cosas pueden salir mejor de lo que te planteas y puedes llevarte más alegrías. Sin embargo, el precio que hay que pagar es el de vivir con la mirada puesta en la desilusión constante. Esto ya es a gusto del consumidor, del producto que es nuestra vida y por tanto nuestros sentimiento. ¿Ustedes que prefieren?

Mi forma de ver la vida en ese sentido es clara. Creo que hay que ser neutral, generarte las expectativas justas y necesarias. También pienso que siempre es mejor mirar el lado positivo de las cosas. En mi caso el optimismo llega a través del conocimiento. Cuando acabas teniendo la certeza de que algo va a salir bien, es inevitable sentirte optimista.

La vida hay que tomarla con filosofía. Con gusto por vivirla. Ante todo, debemos ver el lado bueno de las situaciones que se nos presentan en nuestra existencia, pero tampoco podemos auto engañarnos y vivir una mentira. Eso nunca hizo bien a nadie.

Al final, todo lo que nos hace sentir optimismo son nuestras aspiraciones y estás no llegan por arte de magia. Llegan a través del trabajo, la constancia y el sacrificio. Solo así, podremos alcanzar lo que queremos de verdad y la vida nos dará lo que nos merecemos. El tiempo nos pone en nuestro lugar. El tiempo nos da razones para ser optimistas.

Y esto ha sido todo por hoy. No os perdáis mañana el debut de Paco Titos. Y recordad lo que dijo Winston Cruchill: "Un optimista ve una oportunidad en cada calamidad, un pesimista ve una calamidad en cada oportunidad". Odiadme, que tengo que sacarle el copyright a la novela y vale un pico.

Aarón Hernández.

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